18/6/10

Divertido...




Picasso es considerado uno de los artistas del siglo XX de mayor trascendencia, se ha escrito una infinidad acerca de su obra así como ha sido objeto de críticas y comentarios que lo convirtieron en precursor del llamado "cubismo", que es precisamente el lenguaje más conocido de Picasso. El cubismo tiene la característica de ser una representación bidimensional de la realidad vista desde diferentes momentos, para Picasso la perspectiva resultaba poco ilustrativa por lo que prefería desplegar los diferentes puntos de vista en un solo plano. Es gracioso pues me recuerda los "planos de despliegue de enchapes" que se tienen que elaborar para ilustrar algunos tipos de acabados en edificaciones.
Esta semana me dí la tarea de visitar la exposición de "Retratos Imaginarios", así como escuchar la conferencia de la Dra. María Dolores G. Torres acerca de la obra del famoso Picasso. La corta pero sustancial conferencia era un viajecito por las principales pinturas del artista haciendo reflexiones sobre sí misma y el contexto en donde estaban inmersas; Picasso dominaba perfectamente la técnica y desde los 20 años conseguía retratos de una calidad casi fotográfica (hay que recordar que se trata de finales del siglo XIX y por lo tanto no existía la cámara fotográfica), sin embargo el artista no conformándose con el realismo de la época comenzó a deformar los rostros inspirándose en el arte de las máscaras africanas, sin discriminar, el tipo valoró la creatividad de esta cultura. A partir de este momento Picasso dió un giro a sus pinturas deformando la realidad a veces de maneras sumamente grotescas y dramáticas, muchos rostros inspirados en sus mujeres eran situaciones de dolor y sufrimiento que él mismo provocaba para pintar, finalmente la polémica expresión de Picasso le había generado una fama tal que solo su firma era considerada una obra de arte. "Retratos Imaginarios" es una colección del final de la vida de Picasso en donde se expresa una total deformación de la realidad en una manera burlona; a mi manera de ver el tipo había hecho una carrera fabulosa y su producto era tan provechoso que al final de sus días solo se quería divertir, era un comunista emotivo (no ideológico) y jamás vivió como comunista, lo material no era un problema para él y por lo tanto su pintura era prácticamente una burla hacía la sociedad de la época, destacaba en los rostros los rasgos de la burguesía exagerándolos a una escala completamente ridícula y destacando el contraste de colores y formas de una manera definitivamente divertida.
En la inauguración de la exposición de Picasso no pude evitar una y otra vez reirme de los cuadros, simplemente me parecieron graciosos y aún más gracioso el contexto en que estaban expuestos frente a un público que dice apreciar el arte, todos con un ojo serio y crítico tratando de comprender las diferentes composiciones. No hay nada que comprender, solo se trata de buen humor y reirse un poco con Picasso.

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7/6/10

El mundo de trocitos


Quizá el juego que más disfruté de niño fue "mis trocitos", que no eran más que un conjunto de piezas de madera que mi papá había mandado a recortar para que yo jugara; los guardaba muy estratégicamente en un guacal azul que, de una forma muy práctica, se mantenía a la vista de todos en el piso del comedor 24 horas al día, 365 días al año. El juego no tenía reglas más que la propia imaginación ya que con los "trocitos" se podía crear el mundo que en mi mente de 5 años era el ideal, construí edificios, gasolineras, parques, torres, y graciosamente habían vehículos, árboles, plantas, personas, animales y todo lo que daba vida a ese "mundo de trocitos". Irónicamente aún no recuerdo en qué momento los trocitos dejaban de ser tan importantes como lo era mi propia imaginación.
Poco a poco ese mundo de trocitos fue quedando atrás, el guacal regresó a remojar ropa y aquellas piezas de madera fueron dispersándose por toda la casa, algunas fueron alguna cuña para la silla, otros sirvieron para algun trabajo de reparación de mi papá y no me cabe la menor duda que debe haber uno que otro enterrado en el jardín; sin embargo al llegar a los 14 años en la mente adolescente (ahora con más criterio) siempre existía un mundo de trocitos con ideales de vida, objetivos concretos y metas a corto plazo que, más que logros profesionales o académicos, tenían que ver con la mente y el corazón; desde entonces definí que la razón por la que veníamos a esta vida era para "ser feliz".
Más tarde tuvé la oportunidad de recrear aquel mundo de trocitos... ahora a una escala mayor, a escala natural, ya era una casa de verdad donde habían responsabilidades: muebles que ordenar, una cocina para trabajar, recibos que pagar y también habían vehículos, un jardín y personas que daban vida al espacio, yo era de esas personas y nada de esto estaba en mi imaginación... era muy real.
Hoy por hoy todos aquellos elementos que recrearon el mundo de trocitos siguen ahí presentes, pero con el tiempo me dí cuenta que esta recreación no es como la imaginaba a los 5 años, tiene otros elementos inesperados, absolutamente nuevos y desconocidos que en el camino he aprendido a asimilar y comprender que existen y son tan reales como los demás, y con todo y todo siempre se trata de ser felices. El mundo real no está hecho de trocitos de madera ni tampoco le da vida aquello que está solo en la imaginación, la vida tiene en verdad muchas sorpresas que nos agrada conocer y nos permite identificarnos a nosotros mismos y saber aquello que nos parece bien y lo que nos parece no tan bien... al fin y al cabo todo se trata de aprender.

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