A unos meses de las elecciones para diputados y alcaldes en El Salvador, la propaganda política se ha caracterizado por un absoluto irrespeto a los intereses ajenos y uno de tantos ha sido el desesperado interés por desvalorar uno de los proyectos de ciudad que más éxito ha tenido en el país en muchos años. Hablo del ahora conocido Paseo El Carmen. La intervención urbana por parte de las alcaldías ha sido una estrategia que se ha realizado por años en todo el mundo, países como España, Chile, México, entre otros, han dado excelentes ejemplos en la modificación de la experiencia de ciudad en sus proyectos locales y El Salvador no ha sido la excepción.
Para mediados de la década de los 80, durante la administración de José Antonio Morales Erclich en la alcaldía de San Salvador y en medio del caos político-económico de la guerra civil salvadoreña, se realizó el experimento de transformar las calles del centro histórico en sendas peatonales, dicha transformación consistía en levantar el nivel de calle hasta el de acera mediante un relleno con adoquín conservando los drenajes existentes de cunetas y cordones, y como alternativa al ordenamiento del comercio informal de la zona se plantearon kioskos de construcción permanente en los costados de las nuevas vías. El experimento no dio los resultados esperados ya que, con el correr del tiempo, la mayoría de estas calles fueron reabiertas a los vehículos y las pocas que quedaron terminaron por invadir la totalidad del área. Es probable que no haya sido la mejor decisión, desde el punto de vista comercial, construir kioskos entre la vía y los edificios existentes que ya eran de este uso.
Durante la década de los 90 las intervenciones urbanas se limitaron a la remodelación y rehabilitación de plazas como la plaza Morazán y la plaza Gerardo Barrios en San Salvador, modelo que con los años fue imitado por otras administraciones municipales sin importar el partido que las presidía. Sin embargo no se volvió a realizar una renovación urbana de gran escala como la realizada en el centro histórico capitalino y en la actualidad únicamente podemos ver pequeños aportes que proyectos privados han realizado sobre la ciudad, como es el caso de centros comerciales, centros de oficinas, entre otros.
La creación del Paseo El Carmen ha implicado un trabajo multidisciplinario en el que la gestión ha sido clave para su ejecución, en términos urbanísticos el proyecto consiste en una ampliación del área peatonal de una de las aceras pero sin eliminar el uso vehicular de la vía, para esto se ha previsto la construcción de túmulos que disminuyen la velocidad de los automotores y además el rodaje de la calle permite hoy una circulación muy limitada, lo que ha venido a resultar en una humanización del sector haciendo que el peatón se convierta en protagonista de la vida de la ciudad. Este privilegio humano tiene la ventaja de cambiar la vocación del suelo haciéndolo útil para el comercio, el cual si se desarrolla ordenadamente y bajo el mismo modelo, se convierte en complemento arquitectónico de la renovación urbana que, de continuar creciendo, demandará las mismas condiciones viales, generando así una mejor ciudad. Este modelo de gestión urbana se enmarca dentro de las ordenanzas municipales locales pertinentes que permitan su operación armoniosa con el entorno inmediato, así como también ordena la disposición de las tipologías comerciales ofertadas, horarios de atención, zonas de estacionamiento y formas de seguridad ciudadana.
No hay duda que la puesta en marcha del Paseo El Carmen ha sido un éxito de la gestión municipal actual, sin embargo, este mismo éxito es el que actualmente demanda un manejo adecuado y una proyección a futuro de la zona; es necesario enmarcar el fenómeno en un plan de desarrollo comercial local que continúe beneficiando económicamente a la población, a la vez que genera un atractivo turístico a la ciudad y mejora su propia fisonomía. Es un ejemplo a seguir y lo digo con propiedad ya que en los años anteriores hemos visto como se han imitado buenos modelos como la renovación de plazas y parques y la creación de ciclovías temporales, en ambos casos han sido proyectos implementados por distintas banderas políticas y que han continuado imitándose con el correr de los años
Me parece deshonesto, irrespetuoso y con poca vocación democrática los intentos por desacreditar este proyecto mediante ataques cibernéticos o pinta en las fachadas restauradas de los comercios de la zona; considero que, muy por encima de los colores políticos, deben abrazarse este tipo de iniciativas de gestión dignas, no solo de imitar, sino de mejorar. Un proyecto de renovación urbana es integral y su fin primordial es devolver calidad de vida a la ciudad, en este sentido estamos hablando de una intención generalizada de beneficio para los habitantes, los visitantes locales y los externos, y la posibilidad de generar una convivencia sana entre los ciudadanos. El beneficio es para todos.
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