Por alguna razón, quizá la tendencia actual, las redes sociales este día se llenaron de halagos, felicitaciones, homenajes, imágenes y una serie de muestras de afecto público hacia las mamás, no es para menos se trata de la celebración del día de la madre en la Región Centroamericana, con un día de anticipación no quise quedarme atrás y, a mi modo, hice el homenaje que mi mami se merecía. Al final de este día me di la tarea de recopilar una serie de viejas fotografías de mi madre junto a su hijo (yo), hija, nietos, nietas, padres y hermanos, aquí es donde tuve un profundo respiro recordando a un par de madres que en mi infancia acompañaron a la mía en todo tipo de situaciones. Se trata de Abuelita y Tía (con mayúsculas y sin adjetivos posesivos) éste par de quienes a veces me quejé como todo adolescente, desde que tengo uso de razón estuvieron junto a mi mami en cada aspecto de su vida y de la mía.
Abuelita era un tanto conservadora aunque moderna para su edad, curiosamente no me parecían varias de sus opiniones y ahora que las pienso eran muy acertadas, Abuelita tuvo la característica de ser maestra y yo tuve la oportunidad de aprender cosas de ella (y hablo académicamente) hubo unos años que en mis vacaciones de colegio estuve con ella reforzando las matemáticas, el idioma, estudios sociales y las ciencias naturales; muy poco vimos de religión o tal vez ya no lo recuerdo pero además de la academia también aprendí a convivir con ella, disfruté de ayudarle con la casa, regar las plantas, barrer el patio, lavar el carro y también aprendí a tomar cafecito por las mañanas. Abuelita celebraba la vida, tenía la capacidad de agradecer por todo lo bueno que tenía y no miraba las cosas negativas (o al menos no lo decía), pero sobre todo jamás olvidaré la fé que siempre tuvo en mi, para ella siempre fui alguien "muy inteligente y de buen corazón".
Tía era también mi madrina, gozaba de un humor radiante y llamativo que la hacían no poder pasar desapercibida, se trataba de una mujer trabajadora que tuvo sus dificultades pero que con el paso del tiempo logró hacer crecer su propia vida y también la de su hijo. Cada vez que Tía aparecía había una vibra alegre en el espacio, hacía sus bromas al calor de una cervecita Suprema que era la que le gustaba, también decía lo que pensaba, a diferencia de Abuelita ella no se callaba las cosas y si algo no le parecía simplemente lo decía de una manera directa. Tía tuvo la certeza de quererse acercar a mí en un momento crucial y difícil que tuve, sin embargo en mi joven pensamiento (rebelde por cierto) no quise abrirle mi vida. Ahora sé que seguramente ella entendería mucho más de lo que creía.
Estas dos mujeres por cosas de la vida ya no están en este espacio, sin embargo dejaron un legado maravilloso en mí y es esa confianza que desde pequeño percibí y que ahora me hace ser alguien seguro ante la vida. Las extrañé mucho este día y hubiera querido verlas junto a mi mami en el almuerzo, hablando de sus cosas y tomándose un vinito, tal vez haciendo carnita con música salsa de esa que de joven me tenía harto; hubiera querido acompañarlas a esas vueltas por los centros comerciales, viendo ropa y tomándose su tiempo para decidir; hubiera querido tan solo verlas y decirles lo mucho que las quiero, que las extraño y que les agradezco por todo lo que me dieron.
Feliz día de las Madres!!!, Tía y Abuelita.
2 comentarios:
Qué bonito escribís, Rafa.
Abrazos :)
Muchas gracias, esta entrada salió más de la emoción con un poco de ayuda de la razón. Abrazos :)
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