Para todos los que hemos sido entrenados en la disciplina del diseño, no nos parece nada nuevo escuchar que el juicio del diseño es algo subjetivo, cualquiera opina lo mismo. (o casi cualquiera). Sin embargo al encontrarse en una escala sumamente centrada a la humana en donde la dimensión trasciende del plano físico al plano sensorial - emocional, resulta para los arquitectos algo sumamente dificil.
Señores así es, los arquitectos no somos diseñadores de interiores ni mucho menos diseñadores industriales. Únicamente tenemos una gran capacidad de abstracción de la forma pero con muchísimas limitantes.
No dejaré de sostener que la parte subjetiva del diseño es inherente a un producto y en efecto, un objeto "necesariamente debe gustar" para ser un producto exitoso. Sin embargo existen muchísmas variables que interfieren en la percepción de los objetos industriales y arquitectónicos que no solo están en función del gusto sino de todo un marco histórico - cultural en el cual un mercado potencial se encuentra inmerso. Debemos aceptar, Centroamérica no es reconocida como un referente del diseño y eso se debe a que la sociedad no está educada para demandar una verdadera calidad en el diseño.
Bajo la base social expuesta, muchos diseños se quedarán cortos a falta de una valoración real de su composición, sin embargo creo que no puede quedar al margen la situación en la que El Salvador se encuentra acerca del tema del diseño, somos una sociedad que a penas acaba de definir qué es guerra y paz. Me parece un encanto reconocer debilidades que, aunque creo que no confieren al arquitecto, son temas que para la educación de las personas son necesarios, necesitamos saber de color, de texturas, del detalle. Para resolver en forma objetiva los problemas que toda pieza nos demanda. No puedo más que decir que es algo absolutamente INTERESANTE.
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