Cuando en 2003 viajamos a la ciudad de San Francisco, con mi pareja, ibamos con el gran entusiasmo de conocer el famoso Pride Parade del cual, hasta entonces, solo habíamos escuchado. Siendo ya espectadores y turistas de la "capital gay" no podíamos evitar la emoción de ver la "bandera gay" en todos lados, sin embargo lo que marcó gran parte de mi vida fue haber experimentado esa aceptación y ese respeto a la orientación y preferencias sexuales de todos, habían colectivos de todos los colores y sabores y también carrozas de diferentes corporaciones, negocios e instituciones públicas que apoyaban la iniciativa del mundialmente conocido "Día del Orgullo Gay"; la imagen más significativa fue la de los niños, un par de señoritas, así nacidas y de unos siete años, nos gritaron "HAPPY PRIDE!!!", no podía evitar sentirme conmovido ante la naturalidad con la que estas princesas veían la riqueza de la diversidad en los seres humanos, igualmente significativo fue ver desfilar a la pareja gay con sus bebés en sus coches.
A nuestro regreso había una sensación de estar como "más afuera del clóset" pero eso no significaba que participaríamos de la marcha en El Salvador porque nos parecía vulgar, que solo iban travestís y nosotros no pertenecíamos a eso. Así es, suena muy homofóbico y es que, por si no lo sabían, existen los gays homofóbicos. Este año 2014, once años después de aquellas ideas y dentro de una realidad un tanto distinta, un pequeño grupo de amigos nos animamos a marchar para demostrar que existíamos los gays que respetamos a la sociedad, la iniciativa surgió a raíz de un rumor que circuló en las redes sociales, sobre la supuesta marcha de la "Santísima Vulva" como una mofa a la religión católica. Así es como a las 2:00 p.m. estabamos este pequeño grupo de amigos, de distintas edades, profesiones y orientaciones sexuales, dispuestos a marchar para sumar a la diversidad sexual.
El inicio fue en el Parque Cuscatlán, una pequeña área verde situada en el centro de San Salvador, había una concurrencia que, según mis expectativas era bastante, como en San Francisco habían todo tipo de atuendos, desde los más decorados hasta los que a penas cubrían lo esencial, se ondeaban las banderas del arco iris por todos lados (nosotros nos llevamos unas pequeñas que compramos en San Francisco) y había un espíritu carnavalezco, con el toque del humor gay que no podía faltar y con un sabor salvadoreño muy apropiado para la ocasión. Luego de ciertos actos protocolarios, se dio el banderillazo para que todos se dispusieran sobre los carriles del sentido oriente - poniente de la Alameda Roosvelt, una vía que corre desde este parque hacía la plaza del Salvador del Mundo, un monumento bastante reconocido como ícono urbano nacional. Entre las peculiaridades vistas en la "Marcha de La Diversidad Sexual 2014" en San Salvador estuvo un bloque de artistas que, a manera de danza folclórica, interpretaban personajes de la mitología cuscatleca, estaba también un colectivo de San Miguel, departamento oriental de El Salvador, que utilizando coloridas sombrillas alegóricas conformaron espontáneamente movimientos coreográficos que sin planificarlo tanto denotaban a uno de los bloques más entusiastas; habían familias apoyando a sus parientes gays, un par de perritos, uno de sombrero y uno con una camisa con los colores del arco iris, un grupo disfrazado de los famosos Village People y no podían faltar los muchos travestís luciendo todo tipo de alegóricos trajes, esos que a diferencia mía siempre se han atrevido a desfilar para defender nuestros derechos, ahí en medio estabamos mis amigos y yo, en el grupo donde hace once años yo dije no pertenecer. Que bueno es saberse equivocado para corregir y evolucionar.