Al finalizar 2010 el Banco Mundial reportó resultados muy alentadores para las economías latinoamericanas a nivel general, pero más específicamente en paises como Brazil, Paraguay y Chile en donde se ha visualizado un crecimiento económico no esperado arriba de los 10 puntos (lo cual es muy favorable). Según autoridades del BM Latinoamérica ha tenido la ventaja de ser pobre en el 2010, que en términos financieros se traduciría como bien dice el dicho. "Mientras más grandes son, más fuerte es la caida". Así que esta vez tenemos suerte de vivir en los paises subdesarrollados.
El Salvador no entra de lleno en estos resultados tan favorables, el Banco Central de Reserva reporta, hasta octubre de 2010, un índice del volumen de actividad económica IVAE alrededor del 0.4% y una inflación anual del 1.82% lo cual repercute de inmediato en un aumento general en el costo de la vida de alrededor del 1.4%; lo bueno es que es un porcentaje bajo en relación a años anteriores. Curiosamente al ojear el gráfico de remesas recibidas, en su mayoría de los EE.UU., se puede ver un aumento significativo del 2009 al 2010 en aproximadamente 200 millones de dólares, lo que implica un mejoramiento en la economía de salvadoreños en el extranjero, ésto es algo definitivamente favorable.
La industria de la construcción en 2010 se visualizó austera y cautelosa, dentro de un escenario pesimista con dificultades crediticias y financistas poco convencidos, los arquitectos concebimos las ideas necesarias para movilizar una pequeña parte de ese 0.4% de actividad económica del pais, que sin embargo en términos urbanos no ha dejado huellas significativas. Dentro del Área Metropolitana AMSS, pueden verse pequeñas construcciones o remodelaciones en residencias ubicadas en suelos que transforman su uso, muchas propiedades que no logran colocarse en el mercado inmobiliario y, a escala mayor, un atrevido nuevo edificio de oficinas de inversión extranjera que, a mi modo de ver, podría ser punta de lanza y ejemplo para muchos ámbitos.
No deja de parecer frustrante que los inversionistas no tengan clara la diferencia entre un buen ahorro y un ahorro mal entendido, la ciudad de San Salvador es un laboratorio práctico donde la arquitectura es constantemente mutilidada en función de la rentabilidad financiera de los proyectos. Lo que en un principio puede ser conceptualmente una buena idea (no necesariamente costosa) al final se completa solo en función de los caprichos del financista. Esta realidad no es nada nuevo en la historia nacional, edificios como el Teatro y el Palacio Nacional son fruto de filosofías similares, a pesar de ello son considerados actualmente como valores de nuestra "identidad cultural" y patrimonio arquitectónico de la Ciudad.
A las puertas de la segunda década del siglo XXI los íconos urbanos de San Salvador siguen siendo producto de ideas importadas, la mayoría de las cuales no responde a las condiciones climáticas locales, tenemos una torre de oficinas que no sabe controlar su propia acumulación de calor y una torre de 88 unidades habitacionales que reciben sol en sus áreas sociales. ¿Por qué se sigue halagando esta arquitectura?
Quiero ser positivo y pensar que existirán a partir de este año propuestas atrevidas, pero sobre todo inteligentes, de parte de los arquitectos; pero quiero ser aun más optimista en pensar que habrán inversionistas que en realidad sepan el valor de estas propuestas, la buena arquitectura no es dificil de entender.
Nota: la imagen de esta entrada no pertenece al autor de este blog.
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